Es curioso ver cómo cuando hablo de los clásicos de los Looney Tunes con amigos o conocidos, muchos coinciden en la sorpresa al enterarse de los años en los que se hicieron sus cortos favoritos:
Si preguntas por Robin Hood Daffy, resulta que todo el mundo cree que fue hecho allá por los 80. Nosotros, que tuvimos la suerte de poder ver esos maravillosos cortos en la tele cuando éramos niños –ahora no los programan en absolutamente ninguna parte–, damos por sentado que se hicieron cuando nosotros los vimos.
Se sorprender, como decía, al enterarse que son de los 40 o los 50. En este caso, en el año 1957.
Es posible que nuestra memoria cultural e histórica nos haga pensar que era imposible hacer nada divertido y en colores más atrás de 1965... y que los americanos tenían abrelatas eléctricos y neveras cuando aquí todavía enfriábamos las cosas con barras de hielo y la leche venía en enormes tinajas de metal y no en maravillosos cartones o botellas.
Pero, entonces... por qué Tarzán le parece a todo el mundo de hace mil lustros?
La respuesta es bien sencilla: esos personajes son imperecederos.
Tan imperecederos que nos parecen más modernos que las grandes series que nos tragábamos que realmente estaban hechas cuando nos las pasaban. Hablo de Tarzan, He-man y mandangas así.
Buceando por blogs de defensores de la vieja escuela de la animación (que abogan por la creación de los cartoons por sus creadores y no en las mesas de despacho de los encorbatados directivos), se encuentra flotando una idea importante: No se ha hecho prácticamente nada interesante y/o novedoso en animación en los últimos 30 años. Y yo cada vez estoy más de acuerdo.
Y el márketing –pese a ser un ente maligno– no engaña. Seguimos viendo a jóvenes con camisetas y estuches de Mickey y Piolín –icono choni donde los haya, por cierto, a pesar de se un personaje de primer orden. Pero las generaciones venideras no querrán ver a Pucca o a Emily the Strange ni en pintura.
A pesar de que estos dos ejemplos son creaciones directamente orientadas al márketing... si lo aplicamos a los "dibujos animados" es peor. En 2 años, será condenable llevar una mochila de Wall-E, y no hablemos de algún producto con la cara de Flik. Que quién es?
Flik justo antes de partir hacia el ostracismo más absoluto.
A pesar de todo, seguimos viendo peluches de Nemo en las montañas pelucheras de las Disney Store. Supongo que para que nos creamos que todavía está de moda. Y es precisamente eso lo que hace que los nuevos diseños de personajes sean tan caducos. Que van a la moda.
Dibujos planos y estilizados, sin vida, y lo que es peor, sin ningún control por parte de los artistas; que sirven para ganar dinerito rápidamente a base de merchandising. Mañana nadie se acordará de ello, pero ya lo tirarán y les daremos al enésimo Ben 10.
Soy Ben10 y traigo un montón de mierdas para venderos!!
Si algún estudio se atreviera a hacer algo de animación con personajes al "estilo antiguo" –lo que para mí muchas veces quiere decir divertido, fresco y dinámico–, y se hicieran bien, tendríamos de nuevo personajes imperecederos. No entraremos en el proceso artístico, porque eso ya sería otro cantar. Y supongo que no se dan cuenta de que tendrían merchan para vender durante décadas. (mickey mouse tiene 80 primaveras, año arriba año abajo...)
Y me marcho recordando lo que dije al principio... Las animaciones de los 50 parecen de ayer... pero las de ayer, mañana parecerán del cretácico.
Comenten y rebatan estos argumentos hasta la muerte conmigo!!!